Disolver y Liquidar Compañias
La muerte empresarial, aunque parezca contradictorio, puede dar origen a emprendimientos con mayor potencial. Esto siempre que los procesos de disolución y liquidación no se alarguen.
El proceso en Ecuador también es costoso. En promedio puede costarle a una empresa el 18% de sus bienes, un poco más alto que el promedio regional que es del 16% y el doble de los costos en países desarrollados (9%).
Los cierres de compañías obedecen a situaciones externas, cambio en la estrategia de negocios, crisis internacionales, competencia desleal, demora en la toma de decisiones, entre otros factores.
Algunos empresarios consideran que es mejor dejar morir a la empresa para evitar mayores costos a los accionistas. El trámite para obtener ambas partidas, la de ‘nacimiento’ o la de ‘defunción’ de una compañía, inicia en la Superintendencia. Allí se registran las voluntades de los socios, accionistas o demás interesados en poner fin a la empresa. Existen dos figuras para la disolución: la voluntaria y la de oficio. Esta última se contempla cuando el Superintendente de Compañías declara disuelta a una compañía sin capital, por la finalización de las actividades para la que se fundó, por no incrementar su capital social. El proceso de disolución voluntaria es un trámite que puede resultar cansado y tedioso. Incluye una solicitud dirigida a la Superintendencia de Compañías, firmada por el representante legal y abogado, documenntos legales como escrituras y actas de la compañía, designación del liquidador, entre otros. Hay casos en los que el representante legal de la compañía en liquidación debe dejar en claro que no se mantienen contratos pendientes con el Estado ecuatoriano. En cuanto a lo operativo, en el caso de la disolución voluntaria, es la Dirección de Disolución y liquidación de la Superintendencia la que da luz verde al proceso de extinción y remite las resoluciones a los directivos de la compañía que fenece. Luego hay ocho días laborales para que se publique por tres días consecutivos en uno de los diarios de mayor circulación un extracto de aquella escritura pública. Todo este proceso se lo puede cumplir sin mayores problemas cuando una empresa no mantiene deudas a proveedores, bancos, organismos del Estado.
Uno de los problemas en el país es la falta de una ley de quiebras. En otros países como Colombia o Chile se aplican legislaciones que plantean ayudas para facilitar los procesos de cierre.